martes, 29 de noviembre de 2016

Experiencias artísticas resurgentes y un movimiento educativo, político y social, Murales en Mvdeo, Colectivo Arte en la Escuela. 2006 2016.


El motivo de este ensayo  ha sido asimilar un conjunto de obras de arte  que, para mí, logran revelar un convenio intrínseco entre los individuos y los lugares que habitan. Es decir, los artistas y los espectadores en su relación con el complejo y diverso territorio Montevideano: un generoso entorno atravesado por historias, que provoca la dual reacción de maravilla y pena. A través de los diferentes segmentos que componen el texto, analizo algunas obras de arte moderno y contemporáneo producidas en Montevideo por el Colectivo Arte en la Escuela, con el fin de sugerir una transacción viable entre la abstracción y el paisaje un grupo que asumió varios desafíos a través del  terreno plástico , la educación, la política, lo social y ante todo lo estético.  Con esta investigación me aventuro en establecer vías de pensamiento para considerar una revisión histórica del arte moderno y contemporáneo en Uruguay y las derivaciones y los efectos causados por este colectivo en varios de los terrenos mencionados. La relevancia de su labor plástica  como el incentivo a otros artistas y grupos que de a poco salieron a tomar las calles. Quiero proponer una reevaluación de la comprensión polarizada de la historia y de la crítica de arte en nuestro País. Estos campos suelen optar por rivalizar las tendencias formalistas y las posiciones inclinadas por el compromiso político de la obra de arte, de acuerdo a definiciones retóricas intransigentes que no corresponden a la naturaleza misma del acto creativo y su potencial poético.

Esta intención está apoyada en perspectivas teóricas que presentan las nociones de abstracción y paisaje como medios creativos a través de los cuales los artistas de este Colectivo  expresan sensaciones y percepciones de su experiencia en un territorio particular: la naturaleza que allí habita, sus topografías y topologías, sus dimensiones y proporciones, el acontecer de los fenómenos del tiempo y del clima, las calidades de luz y atmósfera, los humores que inspira y las historias por las cuales habla.


Durante este periodo se vivieron en Montevideo una serie de episodios a nivel político, social y cultural que redefinieron la experiencia de sus habitantes con el territorio: episodios de violencia y desplazamiento forzado en zonas marginadas y exilio desde el interior hacia el escenario cosmopolita de la capital, cuya población e infraestructura crecían aceleradamente. Estas circunstancias definieron condiciones de vida en la ciudad y en la periferia que, de una manera u otra, alteraron las relaciones con el paisaje natural, que en Montevideo varían según se esté en uno o en otro Barrio. Los artistas respondieron a este contexto convulsionado con la invención de iconografías simbólicas que aludían a las emociones e impresiones suscitadas por las  situaciones  de violencia y las transformaciones que conllevó en el paisaje y en la cotidianidad. Su respuesta dio lugar a varias exploraciones visuales, según el interés particular. En términos generales, la elaboración del espacio, de las figuras y de las acciones evita versiones anecdóticas y veristas, tal como han sido las formas de representación comunes para muchos otros ejemplos de pintura figurativa.


La labor que estos artistas emprendían no es muy seguida ni difundida sin embargo ha pintado más de ciento cincuenta murales en Mvdeo, Han organizado dos grandes encuentros de Muralismo, como primer antecedente en el País y su vinculo con los niños y jóvenes a través del arte y la educación los ha llevado a trabajar con miles de ellos. Han dictado cursos de Didáctica del arte para docentes y educadores.


Esta coyuntura se define históricamente como la emergencia del arte moderno en nuestra capital: la puesta en marcha de una motivación colectiva por producir y difundir nuevas formas de lenguaje visual. Según lo que criticos de arte en Uruguay han deducido, lo que distingue los procesos culturales de mediados  de siglo XX y el supuesto modernismoen Montevideo es la independencia del campo de las artes plásticas de la mediación de narrativas literarias para la producción y comprensión de las obras de arte

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Esta condición binaria es señalada por el filósofo francés Jaques Rancière, quien revisa la distinción entre la estética y la política en las disciplinas artísticas. Para el autor, esta diferencia se instaura según la definición y comprensión de la estética desde la pretensión de autonomía de las prácticas artísticas, en contraposición a la política como un conjunto de acciones que representa conformaciones de comunidad e identidades de lo común. No obstante, para Rancière, la estética y la política van todo el tiempo de la mano, inseparablemente; aquello que une el arte con la política es la posibilidad de constituir, material o simbólicamente, una suspensión temporal y espacial en el plano de las formas habituales de experiencia sensorial. Configura una comunidad identificada con sensibilidades emergentes, tiempos y espacios inusuales.




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